sábado 28, septiembre, 2024

MITOS Y NOVEDADES EN LA HISTORIA DE MÉXICO

Jesús Vázquez Trujillo

Dos dinastías controlan la política en México

Luis Echeverría Álvarez y Carlos Salinas de Gortari, los dos hombres que controlan la política en México.

Siempre hemos creído que las pugnas políticas en México se deben a la
diferente visión de los partidos políticos, sobre el rumbo que según la
ideología de los institutos políticos, el país debe seguir ese proyecto de
nación.

Y quizás desde la consumación de nuestra independencia en 1821, hasta la
segunda mitad del siglo XX, así fue, ya que a partir de 1958, hasta nuestros
días, dos poderosas dinastías familiares, controlarían la política nacional.
Concretamente las familias Echeverría Zuno y Salinas de Gortari, dichas
estirpes controlarían el poder político de la nación, a través de los
presidentes de la República en turno, mismos que apoyan el ideario político
de alguna de las dos familias.

Inicialmente entre 1964 y 1982, el licenciado Luis Echeverría controló la
política nacional, a través de los presidentes.
a) Gustavo Díaz Ordaz (1964 – 1970)
b) Luis Echeverría Álvarez (1970 – 1976)
c) José López Portillo Pacheco (1976 – 1982)

A excepción de Gustavo Díaz Ordaz, los siguientes dos mandatarios
emplearon un modelo económico estatizador, proteccionista y nacionalista,
el mismo modelo empleado por Lázaro Cárdenas.
Durante el sexenio del presidente José López Portillo, Luis Echeverría fue
designado embajador en las Islas Fiji, motivo por el cual, no pudo evitar que
José López Portillo, designara como su sucesor al licenciado Miguel de la
Madrid Hurtado.
Un hombre con ideas liberales y modernas, economista egresado de la
Universidad de Harvard, con miras al libre mercado, la apertura económica y
la globalización.
Y sobre todo, un hombre estrechamente vinculado a la Familia Salinas de
Gortari, también de ideas neoliberales y egresada de Harvard.
Es por ello que entre 1982 y 2018, la familia Salinas de Gortari, tuvo el
control de la política nacional, a través de los presidentes
a) Miguel de la Madrid Hurtado (1982 – 1988)
b) Carlos Salinas de Gortari (1988 – 1994)
c) Ernesto Zedillo Ponce de León (1994 – 2000)
d) Vicente Fox Quezada (2000 – 2006)
e) Felipe Calderón Hinojosa (2006 – 2012)
f) Enrique Peña Nieto (2012 – 2018)

En 1988, el licenciado Luis Echeverría, convocó a las diversas facciones de
izquierda que había en el PRI, para que se salieran del partido y formaran un
Frente Democrático de Izquierda, lidereado por el ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas, para tratar de hacerle frente al neoliberal y progresista Miguel de
la Madrid y a su seguro sucesor Carlos Salinas de Gortari.
En 1994, Luis Echeverría mandó asesinar al licenciado Luis Donaldo Colosio
Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Al día siguiente del homicidio, cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari,
regresó a la Ciudad de México, Luis Echeverría, lo estaba esperando en su
despacho para “sugerirle” a Emilio Gamboa Patrón como candidato sustituto,
un político con las mismas ideas anticuadas de Luis Echeverría, que no pudo
ser prospecto porque a la sazón era senador.
Así que Luis Echeverría, tuvo que esperar 36 años para volver a controlar el
poder político del país. Control que ejerció y ejerce por medio de los
presidentes:

a) Andrés Manuel López Obrador (2018 – 2024)
b) Claudia Sheinbaum Pardo (2024 – 2030)

Aunque después de la derrota en las elecciones presidenciales de 2018, el ex
presidente Carlos Salinas de Gortari, intentó transformar al Partido
Revolucionario Institucional en un nuevo instituto político, ideologizado por
el denominado “SOLIDARIDAD”, igual que el programa social insignia de su
administración.
Sin embargo, el bloque echeverrista existente en el PRI, impidió que dicha
maniobra política se llevara a cabo, no obstante que el licenciado Luis
Echeverría, falleció en 2022, su familia heredó su gran poder e influencia
política.

Es por ello, que mientras los Echeverría y los Salinas, se sigan disputando el
poder político de México, el país, nunca podrá salir adelante, ya que el uno
siempre querrá destruir lo que el otro construyó.

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