sábado 23, noviembre, 2024

AVISO DE CURVA

Rubén Olvera

¿Es México más democrático desde el 2 de junio?

El electorado mexicano ha vuelto a otorgar a Morena y su coalición la Presidencia
de la República y una amplia mayoría legislativa para gobernar. Esta decisión
ciudadana tiene implicaciones importantes para el futuro de la vida pública y la
gobernanza democrática en el país.
El fuerte apoyo entre los votantes es una clara indicación del respaldo a esta línea
política y a sus candidatos. Quizás ni siquiera sea necesario realizar consultas
ciudadanas para validar el rumbo del Gobierno, especialmente al implementar
reformas y medidas administrativas propuestas directamente por Claudia
Sheinbaum y Morena en campaña.
Sin embargo, después de ganar dos elecciones presidenciales por amplios
márgenes, es hora de considerar si México realmente ha consolidado su
democracia con la 4T. Es cierto que cada votante y ciudadano puede tener su
propia perspectiva, así que adoptemos el método socrático y formulemos algunas
preguntas.
¿El nuevo régimen ha erradicado, o está en proceso de erradicar, los defectos
democráticos del país de la era del partido-único? ¿En verdad ya no existe aquel
sistema, retratado acertadamente por Enrique Krauze como una nación plagada
de agravios no resueltos y una democracia con adjetivos?
¿Es posible que se haya descubierto un remedio milagroso que alivia todos los
males causados por decisiones autoritarias de otros tiempos? ¿Podemos decir
con confianza que las crisis económicas, la desigualdad, la arrogancia y la
influencia abrumadora de las élites financieras sobre la autoridad gubernamental
son ahora cosas del pasado?
¿Se ha transformado nuestra democracia actual, alguna vez caracterizada por
evidentes privilegios, en una forma de gobierno armoniosa, igualitaria, justa y
efectiva, sin distinción entre ricos y pobres, que recuerda los ideales imaginados
por Sócrates, Platón y Aristóteles en la antigua Grecia, como lo describe José
Saramago?
En 2004, Saramago planteó algunas dudas sobre la eficacia de las democracias y
el carácter esperanzador de las elecciones. El escritor afirmó que el acto de votar,
que a menudo se intercambia por promesas de campaña, no garantiza el ejercicio
responsable del poder. Lo anterior se puede leer en su artículo titulado ¿Qué es
exactamente la democracia?
En algunos casos, no es extraño que el optimismo sobre la democracia disminuya
a medida que los políticos utilizan la legitimidad que les otorgan las elecciones

para perseguir objetivos que claramente se apartan de los principios democráticos
y la legalidad.
Surgen situaciones más graves cuando los votos emitidos resultan insuficientes
para contrarrestar la influencia del poder económico sobre las instituciones
estatales, lo que tiene consecuencias adversas para todos los aspectos de la vida
democrática de un país.
La perspectiva de José Saramago queda más clara cuando afirma que la
consecución de la democracia no reside únicamente en las elecciones. Lo que
realmente importa es vigilar cómo se ejerce el poder en beneficio del bienestar
general de la población, independientemente de las etiquetas políticas, ya sean
“progresistas”, “conservadores” o “socialdemócratas”.
A diferencia de Saramago, mantengo una actitud más optimista sobre el sistema
democrático.
Creo que México dará pasos significativos para construir una democracia que
trascienda tabúes, agravios y adjetivos.

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