A qué le teme tanto
Julián Parra Ibarra
Una de las muchas ‘muletillas’ o frases utilizadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, recetada obviamente a sus ‘adversarios’, a los ‘conservadores’, a los ‘fifis’ a los ‘aspiracionistas’, es que ‘el que nada debe, nada teme’, y como en muchísimas otras cosas más, predica una cosa y en los hechos hace totalmente lo contrario. Ya saben, es fan de la política de la chimoltrufia. ‘como digo una cosa, digo otra’.
Si el principal inquilino de palacio nada debe, por qué le teme tanto que la gente se acerque a su palacio, lo que, de acuerdo con sus dichos, nos demuestra que debe tanto, que tiene un temor increíble, a sentir cerca al ‘pueblo bueno’.
El presidente convirtió a Palacio Nacional en una fortaleza inexpugnable, a la que solamente pueden ingresar quienes él quiere. No pueden entrar, por ejemplo, las madres buscadoras, los padres de los niños con cáncer, los familiares de quienes por un manejo irresponsable de parte del gobierno fallecieron durante la pandemia, ni trabajadores del sector salud a los que el gobierno dejó solos durante la pandemia, ni a los familiares de quienes en se sector perdieron la vida; México es el país en el que más trabajadores del sector salud murieron durante ese periodo.
Vamos, ahora ni quienes fueron sus aliados para llegar a la presidencia y en quienes se apoyó para echar para atrás la que todo el tiempo calificó como ‘la mal llamada reforma educativa’: los dirigentes y menos a los militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es decir, los maestros disidentes, a quienes durante ‘su día’, el Día del Maestro, dejó afuera de palacio, mientras se abrazaba y saludaba con los liderazgos del que en tiempos de opositor consideraba sus enemigos: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
A los disidentes los recibió este jueves. En apariencia sin ningún acuerdo importante ya que los maestros dijeron que el aumento del 10 por ciento anunciado por el presidente, eran solo ‘unos cuantos pesos’, porque ellos piden el 100 por ciento de incremento. Aunque uno ya no sabe si es real la posición del CNTE de mantener el plantón en la plancha del Zócalo capitalino ‘por tiempo indefinido’, o si es un acuerdo que habrían tenido con el principal inquilino del palacio para mantenerse ahí al menos hasta el próximo domingo para interferir con la marcha-mitin de la ‘marea rosa’ en apoyo a Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada.
Con acuerdos –en lo oscurito- o sin ellos, López Obrador ha dicho que las vallas alrededor de palacio, se mantendrían por lo menos hasta pasadas las elecciones del 2 de junio. En más de una ocasión usted y yo hemos platicado en este mismo espacio, que la altura y el grueso de las vallas metálicas, impiden al presidente alcanzar a ver la plancha del Zócalo, menos un poquito más allá, por eso no ve lo que ocurre en todo el país, y él vive encerrado en su mundo de fantasías.
López Obrador se adueñó en primera instancia de uno de los edificios más importantes y representativos de nuestro país: el Palacio Nacional, al que antes tenían el derecho y acceso libre todos los mexicanos, y al cual hoy no pueden siquiera acercarse; más recientemente se ha apropiado del principal símbolo patrio, la bandera, a la que utiliza solamente cuando hay movimientos propios o que le son afines; y la retira cuando la Plaza de la Constitución va a ser ocupada por movimientos que no le son gratos.
Como el del domingo próximo de la ‘marea rosa’, y aunque este viernes dijo que el lábaro patrio sí será izado, conociéndolo, ya se inventará cualquier pretexto para no hacerlo, aunque ya se dio cuenta que el hecho de negar la bandera en actos de sus ‘adversarios’ le ha generado más antipatías que simpatías. Ya veremos.
En calidad de mientras, el rey y su palacio van a permanecer amurallados al menos de aquí al 2 de junio ¿a qué le teme tanto el presidente? ¿cuánto sabe que debe que su temor es de ese tamaño? ¿Qué no él no necesita de equipos de seguridad y custodia como decía al principio porque a él lo cuida el pueblo bueno y sabio? ¿Qué el pueblo se le volvió más sabio que sabe ver lo que sucede en el país, y dejó de ser tan bueno para convertirse en un pueblo encabronado al que ahora le teme el presidente y no quiere ni que se le acerque?
Los mexicanos perdimos una residencia, Los Pinos, hechiza y mandada hacer por Lázaro Cárdenas a partir de cuyo mandato todos los presidentes habían vivido ahí durante su administración, para ser convertida en museo, pero a cambio perdimos uno de los edificios más emblemáticos de nuestra historia: Palacio Nacional, al que ahora ya no se puede ingresar, vamos ni siquiera acercar porque el presidente tiene miedo que la gente se acerque a ‘su casa’.
¿Pues no que el que nada debe, nada teme? ¿A qué le teme tanto el presidente que su miedo es tan grande como el tamaño de las vallas que circundan Palacio Nacional?
X= @JulianParraIba