Para Xóchitl romper con los partidos sería un suicidio político
José Vega Bautista
El periodista Jorge Ramos ha escrito en su artículo del periódico Reforma: “Las encuestas ponen a Xóchitl Gálvez muy por detrás de Claudia Sheinbaum. Y parte de la explicación es que hay millones de mexicanos que moralmente no se permitirían votar por una alianza PRI-PAN-PRD. Es un rechazo casi físico”.
“Mucha gente quisiera tener una alternativa a la concentración del poder de Morena, a la militarización del país, a las decenas de miles de asesinatos y a sus métodos para gobernar. Pero nunca van a votar por el PRI. La memoria de los desastres es más fuerte”.
“Si Xóchitl todavía quiere ganar la Presidencia, solo le queda la opción atómica y romper con los dos partidos -el PRI y el PAN- que dieron origen a su candidatura”. (reforma.com)
Demasiado inoportuna la advertencia del periodista. Fuerza y Corazón por México es ya una coalición electoral formada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), para las elecciones federales de México en 2024.
En nuestro sistema democrático los partidos políticos son esenciales para la democracia, si los actuales merecen una reforma, ya se verá una vez transcurridas las elecciones. Pero a estas alturas del proceso electoral, la unidad entre ellos y su candidata es primordial.
Por poner un ejemplo, los partidos, por naturaleza, poseen estructuras de promoción y defensa del voto, indispensables en la jornada electoral.
Además, el desánimo que generaría entre la militancia de los partidos, sobre todo en la priista que aún no asimilan del todo el hecho de que, por primera vez, no llevan candidato propio. Ya bastante ha sido la postura de la candidata Xóchitl Gálvez de considerarse sin tonalidad partidista.
Una coalición que ya ha pasado por muchos retos hasta consolidar una candidatura única ha caminado y avanzado mucho como para venir a proponer un rompimiento que significaría un suicidio tanto para la candidata como para sus partidos aliados.
Al contrario, si quiere incrementar las posibilidades de triunfo, Fuerza y Corazón por México debe mostrarse más unida para seguir enfrentando retos y obstáculos de aquí al día de la elección.
Nos referimos, por ejemplo, a los conflictos internos derivados de la definición de sus candidatos, problema del que tampoco está exento el partido Morena, las ambiciones individuales siempre flotan en la competencia por ser el candidato único de las alianzas para cualquier cargo.
Otro ingrediente a resolver es la carga ideológica de algunos militantes y simpatizantes, que no coinciden en que el pensamiento único de la coalición sea derrotar al partido de López Obrador. Los partidos aliados contra Morena, al parecer, por el momento sólo tienen claro que su adversario es López Obrador y su comunicación diaria.
Además, hay miembros que se muestran incomodos porque la alianza no puede contar con un marco ideológico y programático común, ya que las posturas definidas en los documentos básicos de los partidos hoy aliados tienen algunas diferencias insalvables; tales como la forma de ver los derechos sociales, reflejada en la reciente discusión legislativa que, con el voto del PRI, permitió elevar a rango constitucional programas sociales en favor de diversos grupos vulnerables de la población. Estos militantes y simpatizantes no se podrán considerar un voto seguro para sus partidos sin una explicación ideológica convincente.
Algunos de los opositores se han propuesto como estrategia política crear un ambiente de intranquilidad permanente en la población, y para ello han aprovechado lo que consideran desaciertos del presidente, como el problema de la inseguridad; así como desvalorizando la idea de su política social, al adjetivar, por ejemplo, como dádivas los programas que llevan ayuda a los grupos vulnerables y tratando con desprecio e incluso de manera denigrante y clasista a los beneficiarios de esa política de justicia social, que de alguna forma, trata de corregir en algo las distorsiones de un modelo económico.
Estas definiciones son algunas de las asignaturas que bien vale la pena poner atención y resolver, por parte de la coalición Fuerza y Corazón por México, antes de pensar en rompimientos suicidas.
Por supuesto que el partido Morena también tiene sus vicisitudes. Después de poco más de cinco años en la presidencia, el ejercicio del poder; la toma de algunas decisiones; la actual crisis en materia de seguridad pública que estamos viviendo; así como temas aún no resueltos, como el de los servicios de salud, han desgastado la imagen del presidente y su partido.
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