Marcos Durán Flores
Creer en tiempos modernos: ¿Cristianismo obsoleto?
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el reino de los cielos”. Este texto es parte del evangelio de Mateo, cuyo escrito es de apenas 28 capítulos y 50 páginas, uno de cuatro aceptados por el cristianismo. Se trata de un intento por familiarizarnos con la vida de Jesús el Nazareno, al que millones de personas conocen, por lo que la Biblia registró en el Nuevo Testamento, la vida y obra del llamado “Cristo”.
Pero en un ejercicio de sinceridad, ¿Me podría usted decir, quiénes son o fueron los escribas y quiénes los fariseos? Pocos podrían responder esa pregunta, pues se trata de algo que “dicen” sucedió hace cerca de 2 mil años y que hoy en día, además de estar fuera de contexto, dice poco o nada. Eso le sucede a la doctrina católica, atrapada por la inmovilidad histórica, ya que no alcanzan a darse cuenta de que “En aquel tiempo”, la Biblia a la que llaman en forma osada como “La Palabra de Dios” (a pesar de que fue escrita por humanos), no consideraba que siglos después, lograríamos entender gracias al conocimiento científico, que la tierra no es plana, no somos el centro del universo y el sol no gira alrededor nuestro.
Que el mundo y el universo no se crearon en seis días, sino en algunos cuantos miles de millones de años después del Big Bang y que los primeros humanos no fueron Adán y Eva y que para colmo, descendemos de los monos y la prueba son algunos coahuilenses que aparecen en la televisión, periódicos y redes sociales con dinero pagado de nuestros impuestos, nos lleva a la conclusión de que la evolución continúa y la teoría de Darwin está más vigente que nunca.
Las instituciones cristianas huelen a rancio, están obsoletas y no cambiarán jamás aunque quisieran. Así que mejor siéntese si es que está esperando un cambio, pues el catolicismo continuará hasta el final de sus días con su Viejo (viejísimo) y Nuevo (también viejísimo) Testamento, sus instituciones anacrónicas, los ritos y preceptos como la elección del Papa por los cardenales y el humo blanco, el agua bendita, los ayunos, la penitencia y la abstinencia, las órdenes y el matrimonio religioso, eucaristía, bautismo y prácticas como el sacerdocio reservado solo para los hombres, pues Jesús (dicen), así lo dispuso al escoger solo varones como sus apóstoles.
Juan Pablo II lo confirmó en el año 1994 al decir que “Cristo, llamó como apóstoles suyos solo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y soberano. Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.
Así que si eso le pasa a las mujeres, no espere la aceptación de los homosexuales ni cualquier otra “abominación” como suelen llamarla. Pero por primera vez en la historia, el catolicismo y todas sus derivaciones “en el pecado llevarán la penitencia”, pues este viejo discurso de la Biblia y los Evangelios, han provocado que sus seguidores disminuyan y que para el año 2050 será superada por el Islam, algo que tampoco suena bien, pues como afirmaba el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, “las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar”, así que imagine lo que nos seguirá esperando como humanidad.
Las razones de esto, van desde el alejamiento de las nuevas generaciones de la Iglesia cualquiera que esta sea, lo poco que la religión importa en la vida diaria de muchos, el conocimiento científico que no ayuda al discurso de “En aquel tiempo” de los Evangelios poco vigentes ante la realidad presente. Y es que ellos piensan en siglos, no en años, y apuestan a que mejor cambiemos nosotros. Aseguran que no se trata de modas o caprichos y menos de darle gusto a nadie. Así que en algunas cuantas décadas, quizás me toque verlo, podremos decir: “En aquel tiempo”, vivíamos llenos de ataduras, persecución religiosa, dogmas, exclusión, misoginia, y libros caducos. Entonces sí, quizás podamos entender el mensaje de Jesús el Nazareno.
@marcosduranfl