martes 26, noviembre, 2024

GLORIA POST MORTEM DE PRÓCERES AMBICIOSOS Y VICEVERSA

Luis Alberto Vázquez Álvarez

El filósofo Baruch Spinoza infirió: “La ambición es un deseo inmoderado de gloria”. Por su propia naturaleza el ser humano posee deseos lejanos para él, así pues, decide alcanzarlos a cualquier precio, el que sea. «Hasta los mejores se guían en el más alto grado por el deseo de gloria (Cicerón). Incluso los filósofos hacen constar su nombre en los libros que escriben sobre despreciar la gloria. La ambición llega a ser patológica cuando se convierte en un afán desmedido por lograr más y más. Una insatisfacción permanente hace girar toda una vida en función de una codicia carente de integridad que implica la sobrevaloración de uno mismo y un deseo de posesión insaciable, aunque sea destruyendo al prójimo.

1810, Posterior al triunfo abrumador del Monte de las Cruces (30/10/1810), teniendo a sus pies dominada la ciudad de México, Miguel Hidalgo decide no entrar a ella retirándose a Guadalajara. Ahí fue aclamado por el alto clero (quien luego lo excomulgaría) y los más ricos tapatíos. Recibió el grado de Capitán General, viviendo como monarca, vistió túnica púrpura y se hizo llamar excelencia, veía su destino como emperador de la Nueva España. Poco le duró el gusto, fue derrotado por Calleja y ejecutado en Chihuahua. Su muerte le privó de convertirse en traidor al movimiento independentista y alcanzó máxima gloria nacional.

1872 Benito Juárez, se reeligió contra la voluntad de varios patricios liberales que lo veían convertirse en dictador, sus propios ideólogos como Justo Sierra, así lo definió y Carlos Pereyra cuestiona ese aspecto del Benemérito que en 1871 logró su última reelección derrotando a Porfirio Díaz quien se había alzado con el lema: “No Reelección”. Afortunadamente para Juárez, murió meses después evitando convertirse realmente en eterno dictador. Otros liberales no lo soportaban. Juárez supo morirse a tiempo y convertirse en el semidios mexicano.

Asimismo, la ambición aniquiló a próceres que habrían alcanzado niveles superiores en el panteón mexicano; una apoteosis patriótica los cubriría actualmente.

1820, el movimiento independentista en la Nueva España languidecía, apenas un puñado de valientes mal armados y peor alimentados mantenía una flama insignificante de libertad; muchos se habían indultado. Las tropas virreinales estaban en su máximo esplendor en número y armamento. En la península Ibérica, aniquilada la invasión napoleónica, se proclamó la constitución de Cádiz. Los liberales españoles (que no independentistas), se sublevaban contra Fernando VII quien buscaba mantener el absolutismo real y lo obligaron a aceptar la división de poderes. En América los conservadores deciden separar la Nueva de la Vieja España y contratan a Agustín de Iturbide para tal aventura. La logra fácilmente en 1821. Aquello fue su deificación y el libertador se lleno de gloria, era llamado “El Padre de la Patria”, pero eso no fue suficiente y se coronó emperador. Obligado a abdicar luego fue fusilado. Si hubiera permitido que la voluntad popular gobernara, hoy sería más grande que Hidalgo, pero le ganó la codicia.

  1. 30 años transformando positivamente México, reconocido mundialmente como un estadista excepcional, Porfirio Díaz enfrentaba su octava reelección; había asegurado que dejaría el poder (Entrevista Diaz-Creelman 1908). Para ese momento era un ídolo, un héroe nacional, el vencedor de la invasión francesa, el creador del México moderno. Ciudades, calles y plazas hablaban de su gloria. Haber permitido elecciones libres hoy sería el mejor presidente. Pero su insaciabilidad de poder lo hundió en el basurero de la historia.
  2. AMLO ya pasó a la historia por el solo hecho de ser presidente, atribulando a algunos contritos. Sin embargo, para lograr una inmortalidad benemérita deberá mantener profunda cercanía con el pueblo, ni millones de bots podrán impedirlo; El sentimiento popular esta más allá de las falacias e infundios, Villa y Zapata siguen siendo los héroes populares más queridos cien años después.

En su hipoxia social los conservadores no entienden que mientras más atacan a quien ama el pueblo más se aleja este de ellos y más lo acercan a él. Cuando los papás le prohíben a la hija ver a un muchacho que creen no le conviene, más se enamora. Los mensajes mediáticos escandalosos, dolosos y mentirosos, tradicionales o en la web destruyen a México y solamente logran que el pueblo odie a quien los publica y distribuye.

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