Gobiernos paralelos
Julián Parra Ibarra
Una semana atrás, el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, reveló que, junto con los otros tres obispos del estado de Guerrero, habían propuesto una tregua a los líderes de los grupos Los Tlacos y la Familia Michoacana, que tienen azolada a la gente de Acapulco, Chilpancingo, Iguala y todo el estado con el cobro de derechos de piso, extorsiones, secuestros, levantones y asesinatos, pero el grupo michoacano lo habría rechazado
Cuando todavía no se cumplía una semana del anuncio del religioso –que fue avalado por el principal inquilino de Palacio Nacional- este lunes se dio un nuevo y enésimo enfrentamiento en el que según versiones de los pobladores de las comunidades donde se dio este choque, habrían muerto 17 personas, 16 de la Familia Michoacana y 1 de Los Tlacos.
En las redes sociales se ha viralizado un video en el que aparecen esparcidos los cuerpos de los fallecidos. El hecho por sí mismo, es el anuncio de que la violencia se va a recrudecer en la zona y en el Estado, ante la permisividad, complacencia y complicidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno, en especial de la gobernadora Evelyn Salgado, quien ha mostrado una total indolencia, insensibilidad, incapacidad con los guerrerenses. En más de una ocasión lo hemos comentado usted y yo en este mismo espacio, que Guerrero es –tristemente- un estado fallido.
Los líderes de los cárteles que operan en la entidad negocian entre sí el respeto a los giros que cada uno maneja para que nadie se meta con nadie y seguir operando ambos grupos, a sabiendas que de parte de las autoridades cuentan con toda la complacencia.
Pero todas las actividades económicas están copadas y controladas por el narco: la producción agrícola, la hotelería, el transporte, el comercio establecido y aún el ambulante, las iglesias y hasta los gobiernos municipales y estatal donde ponen y quitan funcionarios de acuerdo con sus intereses.
En Guerrero como en muchos otros estados del país, hay gobiernos paralelos que han sido auspiciados, promovidos y tolerados desde las más altas cúpulas del poder en este país, y se busca que haya continuidad en todo este galimatías, encuadrado todo en su burda filosofía de ‘abrazos, no balazos’.
Quien quiera que sea la ganadora de la elección de este año, la próxima presidenta de México, recibirá esta herencia maldita la cual, ahora sí, dada la amplísima superficie del país que le ha sido cedido a los narcos, va a ser terriblemente complicado superarla.
X= @JulianParraIba