lunes 23, septiembre, 2024

IN PRINCIPIO ERAT VERBUM

La educación como herramienta para combatir el odio

“He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada para soportar”.

Martín Luther King

Simón Vargas Aguilar

Asistir a la escuela no sólo implica adquirir conocimientos o memorizar datos, involucra trabajar constantemente en la empatía, la tolerancia, la escucha activa, y la comprensión, entre otros valores, además nos brinda la posibilidad de convivir y conocer otras perspectivas que, estoy seguro, nos permiten con el paso de los años, reconfigurar nuestros paradigmas y eliminar prejuicios.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Culturala incitación al odio alimenta los prejuicios y la discriminación y puede normalizar la violencia. Lamentablemente, el incremento de las agresiones a nivel mundial nos muestra que a pesar de los esfuerzos el resentimiento continúa escalando.

Es innegable que las niñas, niños y adolescentes pasan una gran parte de su día a día en las instituciones escolares, es por ello que la UNESCO emitió el año pasado el documento: “Abordar el discurso de odio a través de la educación: una guía para responsables políticos” con la finalidad de reconocer la urgencia de formar y apoyar mejor a los docentes que están en primera línea para superar este fenómeno; además de promover directrices antirracistas y abordar el tema en los libros de texto, así como una iniciativa mundial para combatir el antisemitismo en y a través de la educación.

La escuela es un lugar donde la pluralidad y la libertad de expresión deberían ser privilegiados, sin embargo, se debe entender que si bien las opiniones en ocasiones pueden llegar a ofender o a generar cierta inquietud, jamás pueden incitar a la violencia; es por ello que trabajar desde edades tempranas en la tolerancia y respeto al prójimo, pero sobre todo, educar en comprender las consecuencias y posibles repercusiones que tienen las palabras y acciones en otras personas es prioritario para formar buenas personas.

Aunque la tecnología nos ha brindado la posibilidad de hacerle frente a problemáticas complejas, principalmente en temas como seguridad, salud, política y educación, entre otras; no se puede perder de vista que esto mismo ha permito una paradoja con respecto a la “economía de la atención” y es que ahora frente a la avalancha de información, pareciera que los discursos de confrontación y odio son los que seducen más rápido.

Las redes sociales se han convertido en espacios donde se pueden publicar posturas e incluso emitir juicios que desinformen y se traduzcan en amenazas reales. Pero, además las teorías conspirativas se han vuelto mucho más populares, las cuales, usualmente apuntan a comunidades específicas que son usadas como blancos de acusaciones.

En datos de una encuesta realizada por Ipsos, el 67% de los usuarios de internet se ha encontrado con discursos de odio en línea, y la mayoría cree que es más frecuente en Facebook (58%), incluso la agencia mencionó que, tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra civiles israelíes, la Liga Antidifamación constató un aumento del 337% de incidentes antisemitas en Estados Unidos, del 320% en Alemania, del 961% en Brasil en comparación con el año anterior.

Ante un mundo cada vez más conflictuado, las instituciones educativas, la familia y las entidades tanto públicas como privadas deben involucrarse para convertirse en una red de apoyo que evite o disminuya el que las niñas, niños y adolescentes busquen en el camino de la violencia “una vía de escape”, que a la larga se convierta en una prisión de la que es casi imposible huir.

  • Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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