martes 26, noviembre, 2024

A LA BÁSCULA

No es lo mismo ser borracho que cantinero

Julián Parra Ibarra

No sé los antiguos cómo inventaban dichos populares con un gran ingenio y creatividad. Algunos eran grandes maestros de la composición de estas pequeñas piezas que no son otra cosa que sabiduría popular. Hay uno que a mi particularmente me encanta mucho y que dice que no es lo mismo ser borracho que cantinero.

Y usted se preguntará a que viene este rollo. Bueno a que durante todos los años que fue oposición, el actual principal inquilino de Palacio Nacional todo le parecía divertido y tiraba de pedradas a diestra y siniestra. Festinaba cuando los medios criticaban, señalaban y cuestionaban a los hijos de Marta Sahagún en el sexenio de Vicente Fox, disfrutaba y utilizaba como proyectiles, los casos de corrupción y tráfico de influencias en que se vieron involucrados los hijastros del guanajuatense durante su mandato.

Qué decir de la caricaturización de Felipe Calderón con la gorra y chaqueta militares que le quedaban grandes y que utilizó en aquella ceremonia en Michoacán, donde atendiendo un llamado del entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, cuando decidió torpemente declarar su estúpida guerra contra el narco, la que 18 años después ninguno de los presidentes ha logrado ya no digamos terminar, ni siquiera disminuir o frenar.

Qué decir de Enrique Peña Nieto, cuyo cúmulo de errores fueron muy bien aprovechados. Entonces los dichos de un agente de la DEA respecto que el Chapo Guzmán había financiado la campaña del priista, eran suficientes para considerarlo un hecho y no un dicho, los agentes y las agencias de Estados Unidos eran una fuente confiable. Qué decir de la famosa ‘Casa Blanca’ o de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, que se cansó decir que era un crimen de estado, toda una retahíla de ataques. Qué bonito y divertido es ser borracho.

Pero cuando se es cantinero, la sonrisa desaparecer y nada es divertido. Si ahora las acusaciones son contra su gobierno, cuando un reportaje de un periodista dos veces laureado con el premio Pulitzer publica que en su primera campaña presidencial en el 2006 el Chapo le habría aportado al menos 2 millones de dólares, las fuentes de agencias norteamericanas dejaron de ser confiables y todo es producto de una calumnia. Que presenten pruebas, exige.

En este espacio en más de una ocasión usted y yo hemos planteado y platicado respecto de que el respeto es una carretera de dos vías: de ida y de vuelta, y que no se puede pedir que solo sea de allá hacia acá, pero sin que sea de aquí para allá.

Alguien que de forma sistemática miente, ataca, insulta, denuesta a quienes piensan distinto a él, para quien acusa casi siempre sin sustento y que jamás ha presentado una prueba de sus dichos y acusaciones, es decir que tiene respeto por muy pocos de aquí para allá, quizá no tenga la calidad moral para exigir el respeto de allá para acá.

A partir del 3 de diciembre de 2018 cuando López Obrador ‘inauguró’ las mañaneras, y hasta el 29 de diciembre de 2023, había realizado un total de mil 259 mañaneras. De acuerdo con una investigación de la revista Etcétera al arranque del año pasado, el presidente mexicano emite un promedio de 103 mentiras, frases engañosas o sin sustento en cada mañanera, por lo que al cierre del año pasado habría emitido algo así como 129 mil 679 mentiras, sobre cuyos dichos no ha presentado una sola prueba que avalen sus palabras.

¿A cuántas personas, con nombre y apellido ha insultado, difamado, acusado a lo largo de poco más de cinco años de su mandato, y sobre esas acusaciones cuántas pruebas ha presentado? Pisoteando la Constitución y las Leyes que prometió cumplir y hacer cumplir el día que tomó como posesión como presidente, López obrador ha exhibido datos personales e incluso fiscales, de Carlos Loret de Mola y Xóchitl Gálvez por mencionar solo dos casos. Y de ésta incluso desacató una sentencia de la SCJN que le ordenaba que le diera derecho de réplica, pero como él es el rey en su palacio y cree que no un edificio público, dijo que se reservaba el derecho de admisión y le cerró las puertas, y con ello la convirtió en candidata presidencial.

¿Verdad que no es lo mismo ser borracho que cantinero? Hoy sí exige pruebas cuando ha sido incapaz de presentar una sola en más de cinco años.

Pero como dice mi querido amigo Paco de la Peña, director de El Heraldo de Saltillo, en la buena puntada que se le ocurrió al cierra de cada una de las columnas que escribe, en la que lleva un conteo regresivo de los días que restan al sexenio lopezobradorista: ¡Ánimo, ya falta menos! Hasta este jueves, según su conteo, ya solo faltan 243 días para que termine el sexenio de AMLO.

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

Compartir en: