Raúl Adalid Sainz
Leí, un comentario estúpido, de esos que abundan en las redes. «Actores», diciendo que el teatro estaba muerto, que tanto esfuerzo para nada. El teatro es para valientes, para gente con pasión de vida, para actores que buscan alcanzar ser otros en el cumplimiento de la ficción, para quien le gusta el arrojo sin igual de tirarse al vacío creativo.
Para quien se sube a la cuerda floja de la adrenalina del arte en vivo. Para quien ama el ensayo, el error, porque eso es entrar en la batalla. Para quien quiera ser como Alonso Quijano y transformarse y vivir en la aventura del ideal. Quién no sienta eso, dirá estultamente, que el teatro está muerto.
¡Pobres decires, que sin saber, portan el alma en lo difunto!
Celebro al actor, y al creativo del teatro que sigue creyendo en el poder de la ficción. A aquellos que dicen que son más obispos que el obispo porque saben que no lo son. A aquellos que aún creen que el teatro transforma realidades. Esos son los imprescindibles, los que están seguros que el teatro si cambia la vida. ¡Ah…el maravilloso arte de la persona!
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan