-Cada nuevo comienzo viene del final de algún otro comienzo. Séneca
Sanjuana Adame Escamilla
Estamos nuevamente ante un año que se va y otro que comienza. Cada año, solemos analizar lo que hemos vivido y nos planteamos cómo quisiéramos vivir de ahora en adelante, como si la vida fuera una kermesse en la cual eligiéramos el premio a ganar medio en broma, medio en serio.
Pasadas las fiestas decembrinas y despedida del Año Viejo y bienvenida del Año Nuevo, cada uno volvemos a nuestras rutinas, trabajo o actividades que realizamos. En mi caso catedrática y psicoterapeuta.
A mi consulta privada acuden a psicoterapia personas con problemas emocionales de diversa índole. Cuando hablan del motivo de consulta algunos de estos problemas son leves, otros son fuertes y profundos. Sin embargo, al ahondar en el motivo de consulta “leve” casi siempre se abre un abanico de opciones que poco a poco te sumergen en el mundo interno del paciente y que de “leve” tiene muy poco.
El motivo de consulta es el “boleto” de entrada a la psicoterapia. Se presenta siempre como una opción para saber qué es lo que me sucede, o qué es lo que le sucede a mi pareja, o a mi hijo, o a todos dentro de una familia.
En el motivo de consulta vemos dos tipos de contenido: el contenido manifiesto y el contenido latente. El manifiesto es lo que dice la persona que le sucede, o lo que cree que le sucede. El contenido latente es el verdadero motivo de consulta y casi siempre esta encubierto porque la persona realmente no sabe, conscientemente, que lo padece, y si en algún momento se da cuenta de ese contenido latente, trata de ocultarlo o negarlo para no sentirse mal, o porque cree que eso no le puede estar pasando a ella.
En este periodo posterior al Año Nuevo, con la alegría de despedir el año, los brindis de buena venturanza y los deseos de que las cosas cambien, ahora sí y para siempre, se presenta en la consulta una pareja, Daniel y Susy. Ambos decidieron venir porque creen que su matrimonio no tiene solución; ella se cansó de tanta infidelidad y él no considera que el problema sea tan fuerte para un divorcio, pero está dispuesto a acceder si eso es lo que ella quiere.
Durante la primera sesión se sentaron muy distantes uno del otro, como reforzando su postura. Ellos tienen 22 años de casados. Susy es la que habla primero, con voz triste y mirada de desamparo, Daniel permanece tranquilo con la cabeza baja, escuchando los comentarios de ella. Al preguntarles en que otro momento han sido felices, él relata momentos de su noviazgo y matrimonio, vacaciones en común, cumpleaños de ambos, los nacimientos de sus hijas, la compra de la casa, etcétera. Ella asiente en cada caso con un dejo de tristeza en su mirada.
En esos momentos estoy viendo una discrepancia muy grande entre el contenido manifiesto “lo que ambos dijeron” y el contenido latente “lo que ambos no saben conscientemente”. En 22 años de matrimonio debieron pasar muchas cosas y es bueno pensar, que no todas fueron desagradables.
La narrativa es una técnica muy útil en psicoterapia, fue creada por Michael White y David Epston en 1990, y consiste en que las personas, mediante la revisión y reedición de su historia, desarrollen conocimientos acerca de sus emociones y significados.
El enfoque narrativo se centra en los relatos de la (o las) persona(s) que están en psicoterapia. En este enfoque se muestra de manera explícita como la realidad única es una construcción del que la relata o narra. Por medio de preguntas sobre la narración realizada, el terapeuta indaga para descubrir cómo el problema se instaló con tanta fuerza en la mente del que relata; así mismo, trata de descubrir cuáles son las estrategias que utiliza el problema para dominar gran parte de su vida y de sus sentimientos.
La técnica de narrativa usada con la pareja, dio los resultados esperados, pues al escuchar la narración que cada uno hizo; y con las observaciones o reediciones del terapeuta empezaron a darse cuenta que cada uno vive una realidad diferente y que no necesariamente ésta es mala, sino que ambos poseen una forma especial de ser, actuar y sentir que es muy diferente a la del otro.
Debemos recordar que cada persona proviene de un sistema familiar diferente, que cada uno pasa la mayor parte de su vida infantil y adolescente recibiendo enseñanzas o legados familiares que a veces no comprende, porque, muchos de éstos son transmitidos de generación en generación y que no son conscientes para ellos. También debemos entender que cada familia tiene secretos y tradiciones que cumple al pie de la letra sin saber que está contribuyendo a que la verdad de su origen familiar no se descubra. Y que además de todo esto, está la cultura, la educación, la forma de expresar y de sentir el afecto y la capacidad para entender el mundo que cada una de las personas posee, porque todo esto fue enseñado en el seno familiar y no es igual al de otra persona.
En el transcurso de la psicoterapia narrativa fueron descubriendo mitos y tradiciones que aprendieron en sus casas sobre cómo ser persona, sobre cómo sentir, entender y reaccionar. Susy provenía de una familia disfuncional con un padre alcohólico y mujeriego y una madre callada y sumisa. Daniel provenía de una familia semi funcional en la cual se aclaraban las situaciones emocionales familiares y se trataba de llegar a acuerdos.
Lo que tenían en común ambas familias de origen es que ambas celebraban el año nuevo como una nueva oportunidad para redimirse, para corregir errores pasados, para hacer planes y para fijar metas que muchas veces no cumplían.
Así, es interesante observar que esta pareja Daniel y Susy llegan a terapia a los pocos días de iniciar el año 2024, y que en sus discursos mencionaron querer un cambio, ella divorcio y él quería dejar de tener tantos problemas en su matrimonio.
Lo que ambos no sabían es que su relación de pareja solo requería una nueva forma de relacionarse y entenderse; una nueva aceptación de las diferencias y las semejanzas, una nueva oportunidad.
Y, así empezaron un Nuevo Año.
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