A José Juan en su cumpleaños.
Raúl Adalid Sainz
A José Juan, si abro el libro de la primera página en que lo recuerdo, me debo de ir al «Teatro Garibay» de Torreón, Coahuila. Duela escénica donde lo vi actuar. La obra era «Estudio Q», de Vicente Leñero, dirigida por su maestro, el director querido Jorge Méndez Garza. También, José Juan, estudió con la señora culta y talentosa lagunera, la señora Consuelo González Garza.
Los veo, en esos años noventeros, muy amigos, a él, Héctor Kotsifakis, y a Raúl Méndez. Hacían teatro con otro lagunero, el joven maestro Humberto Rivera. Hubo una pastorela muy chistosa que les vi, donde hacían unos diablos roqueros.
José Juan emigró a estudiar al «CEA» de televisa Monterrey. Una razón de puerto muy poderosa lo hacía navegar hacía allá. El gran Rogelio Luévano, ese gran maestro lagunero, daba clases allá. Ese centro se cierra por falta de apoyo de Televisa México y Meraz emigra al DF a su formación definitiva. El lugar: El «Centro Universitario de Teatro».
Ahí encuentra a mi querido Raúl Zermeño como director. Su formación la termina con el cambio de estafeta en la dirección, ésta pasó a manos del maestro José Ramón Enríquez. Veo su examen de titulación en la romántica plaza soleada de Santa Catarina en Coyoacán.
«El Libro del Buen Amor», del Arcipresta de Ita, la obra. Ese año, 1999 de su titulación, empecé a convivir con él. Ese correr de agujas nos llevó a ensayar «Los Endebles», de Michel Marc Bouchard. Entrañable puesta que estrenamos en el año 2000; un febrero cinco en el «Teatro La Capilla».
José Juan interpretaba al bello Adonis «Simón». Hizo un personaje lindo, un ser lleno de contradicciones, de dudas, de dolor, de aceptación (que le costaba un huevo) el gritarse su condición gay.
Esa obra proyectó a José Juan. Llegó el cine a su vida. Ese año 2000 hace «El Gavilán de la Sierra», bajo la dirección del talentoso director Juan Antonio de la Riva. Así mismo, «Los Endebles», es vista por el cineasta Jaime Humberto Hermosillo, quien lo lleva a protagonizar «Exorcismos». Meraz estaba espléndido. Un papel que era todo un clavado emocional. Una gran dupla hizo junto al actor Alberto Estrella.
Por el año 2002, lo vi en un magnífico montaje teatral, «Animales Insólitos de Martín Acosta. Meraz interpretó un bailarín lleno de conflictos emocionales; aún lo veo subido en una mesa gritando a los cuatros vientos su libertad y diciendo que era de Rosita Coahuila o algo así.
Por esos años, estrenó una obra maravillosa: «El Camino de los Pasos Peligrosos», de Michel Marc Bouchard y dirección de Boris Shoemann. El trabajo de los tres actores (José Juan Meraz, Raúl Méndez y Tino Morán) era impecable.
En el año 2005, la vida nos juntó. José Juan se integró a la obra teatral, «El Regreso al Desierto», de Koltés, con dirección de Boris Shoemann. Otro trabajo notable en la carrera teatral de Meraz, es su monólogo, «Voces de un Asesino de Cara Larga y sin Sonrisa», texto de Daniel de la O.
La vida lo ha llevado a dirigir teatro. Le vi dos trabajos muy interesantes: «Negación» y «Resignación», de Daniel de la O. Manejando correctamente su espacio, narrando poéticamente la historia, teniendo un acertado trabajo de dirección de actores. Se vislumbra un futuro buen director.
En el cine ha trabajado con muchos directores. Con Hermosillo hizo otra cinta: «El Misterio de los Almendros», al lado de María Rojo. Nos tocó trabajar juntos en «La Mitad del Mundo», una película muy querida hecha en el Estado de Zacatecas, con dirección de Jaime Ruiz Ibáñez. Cinta estrenada en el «Festival Internacional de cine de Morelia», entre muchos otros certámenes cinematográficos importantes.
Asimismo, convivimos como actores en la película «Familia Gang», dirigida por Armando Casas. Ahí, José Juan, cumplió un sueño: Trabajar al lado de Alonso Echánove, qepd, quien fue su papá en la cinta. Alonso fue un ícono a seguir para Meraz en su gusto por el cine mexicano ochentero y noventero.
José Juan, es un actor lleno de pasión, de verdad, intuitivo, profundo, se maneja muy bien en el teatro y en la cámara. Es un amigo a carta cabal. De esos que no te abandonan. Muy sincero, generoso, noble. Un tesoro tenerlo como amigo. Se platica muy suave con él de cine, de teatro, de la vida.
Componía canciones, no sé si aún lo haga. Le gusta mucho el futbol, otro irredento aficionado al gran y querido Santos Laguna. Son de esa clase de tipos soñadores, que mientras haya brecha, habrá caballo para seguir cabalgando las praderas. ¡Arre! Buen amigo «PEPO». ¡Que Dios cuide tus pasos!
Nota: La foto segunda corresponde al montaje: «El Camino de los Pasos Peligrosos», de Michel Marc Bouchard. José Juan, tiene trabajos televisivos importantes, sólo me he remitido en la recreación de la memoria al cine y al teatro.Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México-Tenochtitlan