miércoles 27, noviembre, 2024

DE RAÍCES Y HORIZONTES

Retrospectiva

Arcelia Ayup Silveti

Procuro huir de la filosofía barata de manuales ofertadores de lograr la felicidad en diez lecciones. Considero más profundo la sabiduría de la gente sencilla que en pocos minutos pueden dejar una profunda enseñanza de por vida. Esos seres que describo tienen por lo general una paz interior reflejada en una mirada dulce. Ellos no son sabios, ni predicen el futuro, intentan ser mejores instalados en el día a día.  

            Muchas personas han sido importantes en mi formación personal, todos con perfiles disímbolos, algunos ni siquiera aprendieron a leer, otros en cambio son y fueron personas con una formación académica muy sólida: doctorados, intelectuales, catedráticos y líderes en diversas áreas. No recibí sermones de ellos, sólo escasas palabras que con gran tino se instalaron para siempre en los sitios para guardar, recordar y disponer cuando fuera preciso. Incluso, a veces no era necesario que hablaran, bastaba con su mirara especial en el momento justo para leer lo que expresaba.

            Hace días una amiga se admiraba de la formación que recibió Benito Juárez de su mamá. Decía que le bastaron cuatro años para inyectarle todo lo positivo a su hijo para hacer de él la extraordinaria persona que fue. La mamá de Juárez falleció cuando él tenía cuatro años.

             He leído que la comunicación verbal representa un 20 por ciento y la no verbal un 80. Veo en retrospectiva el trato que me daba mi mamá en mi niñez. No recuerdo ninguna charla o sermón sobre el valor del trabajo y la responsabilidad, sólo la veía trabajar sin descanso cada día, con jornadas de 12 horas diarias en su tienda. Esas asideras son como los pequeños hilos que solos no representan nada, pero juntos y trenzados forman una hermosa canasta que puede llenarse de otros elementos positivos.

giraluna3312@gmail.com       

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