Raúl Adalid Sainz
La charla con mi comadre vivía muchos recuerdos y pasión hermosa por su trayectoria actoral. Entramos a rememorar la película «Salvador», de Oliver Stone, filmada en México en el año 1986.
Elpidia volcaba la memoria atrás, y recordaba que estaba muy emocionada porque iba a trabajar con Oliver Stone. Admiraba su gran trabajo como guionista en las películas: «Expreso de Media Noche», donde ganó el premio «Oscar», por mejor guion, y por «Scarface». Sabía de su película dirigida («La Mano»), con su admirado compañero actor Michael Caine. Oliver Stone escogió a Elpidia para ser la protagonista femenina de su película, en el papel de «María». Una guerrillera salvadoreña durante el conflicto de liberación centroamericano. El año de filmación fue 1986.
«Salvador», iba a ser su cuarta película filmada en Estados Unidos. Todas con papel estelar. La primera cita fue en «Los Estudios Churubusco», recuerda. La actriz me decía que el sueldo sería muy bajo. Así se los dijo Oliver Stone: «Una película revolucionaria, al estilo «Ché» Guevara». La historia le gustó mucho, estaba la mano de Stone como creador del guion. Sería la novia del actor James Woods; James Belushi, John Savage, y grandes actores mexicanos, eran parte del elenco.
James Woods venía de filmar, «Érase una vez en América», con Sergio Leone. ¿Qué recuerdas de él como actor, cómo fue su interrelación? «Muy difícil», me decía mi comadre, «Es un actor con el ego muy arriba, me tapaba en mis escenas, llegó al rodaje con problemas graves con su pareja».
Recordaba Elpidia que en la secuencia de su boda, cuando matan durante el casorio a monseñor Romero, ella tenía la indicación del director, de querer correr, James Woods, no se lo permitía, y le tapaba su rostro ante la cámara.
Ella le hizo ver lo siguiente al actor y él le dijo: «I’m protecting you»(te estoy protegiendo). El fotógrafo le pidió a Woods en muchas ocasiones que no cubriera a Elpidia. Robert Richardson, el cinefotógrafo, fue un gran aliado para la actriz. Así que en ese sentido Elpidia Carrillo ha batallado contra el mundo del ego de los actores. Pero ella no se deja, tiene mucho carácter. Recordaba lo que un día le dijo, su casi maestro, Jack Nicholson, «Tu eres una estrella, y hay que comportarse como tal».
Rememoraba que mantenía mucho diálogo con Oliver Stone para dignificar a su salvadoreña. Oliver Stone le pedía sumisión en su relación con el personaje de James Woods, periodista norteamericano que cubría la guerra, y que se casa con «María». Al final de cuentas ella se disciplinaba, pero siempre aprovechaba algún detalle para mostrar el carácter que ella creía tenía su personaje.
En su gran secuencia final, cuando los policías fronterizos norteamericanos no le permiten pasar a los Estados Unidos, y la deportan al Salvador, Oliver Stone le permitió libertad. Le comentaba a mi comadre cómo me gusta su trabajo actoral en esa película. Un personaje lleno de matices logró.
Me decía Elpidia como fue aprendiendo a proyectar con su mirada la conducta de sus personajes. Una especie de energía felina sutil que despliega por sus ojos. La intuición natural de la actriz fue puliéndose, encontrando detalles de comunicación interpretativa ante la cámara.
Elpidia había estado en el «Festival Latinoamericano de Cine, de la Habana», con una de sus películas filmadas en México, y le contaba a Oliver Stone, que había saludado al comandante Fidel Castro, y que era amiga de Silvio Rodríguez. Me decía la comadre que esto impresionó mucho al director. No olvidar que el cineasta ha sido un duro crítico al gobierno de su país, y ha mostrado una enorme simpatía por los movimientos socialistas revolucionarios.
Con enorme nostalgia romántica, me platicaba Elpidia, que había ido a Coyoacán, después de muchos años, y que vio la iglesia donde se casó con James Woods. De quien habla muy bien como actor. De hecho estuvo nominado al premio «Oscar», por su papel de «Boyle», en «Salvador».
Mi comadre está de visita en México, y hemos podido platicar de cine y de su recorrido en él. Ya era noche, y dejamos la conversación pendiente. Días antes me había platicado de su experiencia con su gran amigo el director Rodrigo García, y aquella maravillosa película llamada «Nine Lives».
Ahí mi comadre estaba soberbia en su papel de «Sandra». Muchos me dirán y, ¿no hablaron de cuando hizo «Depredador», al lado de Arnold Schwarzenegger?
Con la comadre son muchos los temas. Espero irles contando poco a poco, parte de la vida artística y humana de esta apasionada mujer.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan