sábado 21, septiembre, 2024

DOGMA DE FE

¿Capitalismo social? 

Marcos Durán Flores 

El profesor Michael Porter, creador de la teoría de los clústeres y uno de los pensadores más influyentes a nivel mundial en temas de negocios y estrategia competitiva, sería infinitamente rico si recibiera un centavo de dólar cada vez que alguien declara que en determinada ciudad o región van a implementar un clúster. Su libro «La Ventaja Competitiva de las Naciones» impreso por primera vez en 1990, ha guiado muchas de las políticas de desarrollo económico de regiones y naciones enteras al hacer una acuciosa investigación sobre este concepto, que como se sabe no se forma por decreto ni mucho menos por voluntarismo. Doctor en economía por Harvard y autor de una veintena de libros, este distinguido académico define a los clúster como una concentración geográfica de empresas e instituciones alrededor de determinado sector económico, que mediante la colaboración han establecido proyectos conjuntos y qué resultado de esta interconexión, muchas ciudades y regiones han aumentado su productividad y competitividad, han podido reducir costos y acelerar el aprendizaje y el conocimiento.
Pero en los últimos años, el interés de Porter ha sido el medir el desempeño económico y social de los países por medio del «Índice de Progreso Social», un concepto que busca ir más allá de la medición del PIB (Producto Interno Bruto), que se utiliza comúnmente como el indicador más confiable para conocer los avances económicos de una nación o estado. Alejado de criterios solo monetarios, esta evaluación mide áreas de salud, educación, medio ambiente, oportunidades y derechos, la población y hasta conceptos subjetivos como la felicidad. 

Explica la compleja relación entre el progreso social y el desarrollo económico y que la relación entre crecimiento económico y progreso social debe ser vista como una calle de dos vías, porque está comprobado que el crecimiento económico no necesariamente significa progreso social, pero el progreso social siempre será un elemento para la prosperidad económica. 

El índice de Progreso Social tiene una definición muy amplia, traducida en tres pilares. El primero analiza las necesidades humanas básicas: casa, comida, agua y aire limpio. El segundo, las bases del bienestar, como el acceso al conocimiento y la comunicación, un ecosistema sostenible, y el tercero lo nombra como azar, que tiene que ver con la oportunidad de mejorar al individuo. En cada una de estas dimensiones, hay indicadores específicos que colocados en una matriz con datos precisos de 50 países arrojan los resultados del índice que coloca a Noruega a la cabeza y a México en el sitio 60, cuando hace 10 años aparecía en el 25; es decir, no lo estamos haciendo nada bien. 

El estudio realizado junto a investigadores de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts llega a una conclusión: el desarrollo económico es importante, pero no suficiente para conseguir el progreso social, ya que no se trata de que los que tienen mucho tengan más, sino de que aquellos que tienen poco o demasiado poco tengan más. Y es que la palabra capitalismo utilizada hoy día a rajatabla es casi mal vista, porque existe cada vez más conciencia de que el capitalismo debe ser usado para crear impacto social y que la eficiencia en la economía y el progreso social no deberían ser opuestos. Se trata, pues, de una especie de capitalismo social si es que esto puede existir algún día. 

Porter sostiene que el sector privado tiene una profunda capacidad para impactar los problemas sociales y que incluso existen grandes oportunidades de negocio al satisfacer las necesidades económicas de los que menos tienen como respuesta a los problemas sociales. El Índice de Progreso Social es una herramienta que identifica áreas que debemos destacar y explica por qué países con grandes avances económicos, se atrasan en los indicadores críticos del progreso social. En el caso mexicano, con las infinitas desigualdades existentes entre ricos y pobres, vale la pena recordar la frase del novelista y poeta bengalí y Premio Nobel de Literatura, Rabindranath Tagore, cuando atormentado por su riqueza personal y la pobreza de la India escribió: «Llevo dentro de mí un peso agobiante: el peso de las riquezas que no he dado a los demás». 


@marcosduranf 

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