Los partidos violan la Constitución… ¡Pues peor para la Constitución!
Carlos Arredondo Sibaja
Algo bueno puede salir del acuerdo de los partidos políticos para mandar al diablo las instituciones y las reglas: al menos ya no viviremos en la utopía de esperar el surgimiento de una clase política decente.
Don Samuel Ramírez, eminente abogado con quien tuve el privilegio de convivir en el ámbito laboral, cuenta entre sus muchos talentos el del tino para confeccionar -o recordar- frases redondas, precisas, invulnerables, útiles para zanjar discusiones o acotar temas. Una de ellas sirve para dimensionar el momento de la realidad política por el cual atravesamos.
“Si nuestros actos ofenden a la Constitución… ¡pues peor para la Constitución!”, decía Samuel para ironizar sobre la postura de los partidos políticos, a propósito de algún documento sobre el cual debíamos elaborar un resumen, una nota técnica o un argumento en la oficina donde coincidimos en el otrora Instituto Federal Electoral.
Con esas palabras, mi compañero de equipo intentaba evidenciar el cinismo sempiterno de la plutocracia partidista mexicana para cuyos integrantes, como bien lo ha dicho -con la sinceridad propia de los déspotas- nuestro Perseo de Pantano, la ley… pues será la ley… pero eso a quién le importa.
En la semana hemos podido observar el ejemplo culmen de ello: tras meses de criticar, condenar y denunciar el descaro del nuevo partido de Estado -Morena- por violar sin pudor ni recato la ley, desarrollando procesos anticipados de selección, la oposición en su conjunto… ¡decidió imitarles!
En efecto: haciendo bueno aquello de “si la profanación es inevitable, mejor cooperar”, el frente integrado por el PAN, PRI y PRD decidieron mejor unirse al coro pejelagartiano y, a todo pulmón, corear ¡al diablo las instituciones! Eso y no otra cosa implica el anuncio de su método para seleccionar a “la persona responsable de construir el frente amplio por México”.
¡Vaya vacilada! Bueno, justo es decirlo: se trata de una vacilada exactamente del mismo calibre de la confeccionada por Morena para elegir a quien “coordinará los comités de defensa de la transformación de cuarta”…
En el fondo, sin embargo, no se trata de una mala noticia. O, para no sonar tan optimista: podría no ser una mala noticia.
Me explico: si todo mundo decidió descararse ya, es decir, admitir sin tapujos ni medias tintas el sinsentido representado por el contenido de la legislación electoral, pues podría ser buen momento para modificarla y quitarle todas esas reglas tan estorbosas…
Claro: el hecho debería pasar por un mínimo acto de expiación, pues el actual contenido de la ley… ¡es culpa de las mismas plutocracias partidistas! Quienes se han dedicado, con un entusiasmo digno de mejores causas, a profanar la ley -desde el momento posterior a su promulgación- ¡son quienes la redactaron en primer lugar!
Pero ya están todos de acuerdo: fue una idiotez ponerle todas esas prohibiciones. Suenan bien cuando se es oposición, pero resultan tremendamente imprácticas en el propósito de concretar el más húmedo de los sueños de cualquier politicastro bananero (o sea, de los nuestros): perpetuarse en el poder.
Sin embargo, nunca viene mal aunque sea una pequeña dosis de hipocresía. Siempre vale la pena fingir ser demócratas. Por ello, adecuar las leyes para acercarlas lo más posible a la realidad resulta recomendable. No podemos sostener, de forma permanente, estos comportamientos ubicados de espaldas a las reglas… ¡no somos tan caraduras!
Mejor, para no sonar tan cínicos, ajustemos las reglas y hagámoslas lo más parecido a como deseamos conducirnos. Dejemos ahí un pequeño margen para no sentirnos tan cínicos y, de vez en cuando -si llegara a ofrecerse- castigar a algún descocado.
Eso no nos acercará a la democracia, pero al menos ya no viviremos con la ilusión -o la ingenuidad- de ver aparecer, un día, a una agrupación política a la cual le importe la decencia, el decoro y el respeto a las normas… porque ya decidimos todos, con júbilo y sin remordimientos, lanzarnos al fango.
¡Feliz fin de semana!
carredondo@vanguardia.com.mx