La nueva Junta de Gobierno del CONAHCYT
Salvador Hernández Vélez
El pasado 7 de junio, el que esto escribe tomó protesta como miembro titular, representante de la comunidad y de los sectores social y privado, de la Junta de Gobierno del CONAHCYT, y considero que es el resultado del trabajo de las y los 341 investigadores de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) que forman parte del SNI, las y los 534 docentes con perfil PRODEP y los Centros de Investigación. Con la nueva ley, hay un cambio trascendental en el CONAHCYT, dado que ahora contaremos con prácticas jurídicas que permitirán un desarrollo armónico de las humanidades, las ciencias, la innovación y las tecnologías, lo que dejará atrás las prácticas discrecionales y centralistas que imperaron por años.
Esta ley permitirá que el trabajo que está desarrollando la UAdeC, en Viesca y en Cuatro Ciénegas, se consolide, que el apoyo del CONAHCYT continué a través de convenios multianuales. El sueño del doctor Gregorio “Goyito” Martínez Valdés de rescatar los saberes tradicionales sobre las propiedades medicinales de las plantas del desierto, se está cumpliendo y el homenaje tardío a su tía Teodora, será una realidad con el impulso de la doctora María Elena Álvarez-Buylla a esta línea de trabajo. Goyito decía que su tía “era versada en botánica aplicada, estudiosa de la ecología y practicante de la medicina. La llamaban yerbera. En realidad, sus intereses abarcaban varios campos: exploración botánica, conservación de recursos fitogenéticos, evaluación, caracterización, manejo y uso de especies diversas, y ubicación de nichos ecológicos para recolectarlos y reproducirlos”.
Goyito, después de ir a estudiar un doctorado a Estados Unidos, en los sesenta del siglo pasado, admitía: “Con el viento se fue el conocimiento de mi tía Teodora acumulado de años, aquel que tuve cerca y que ignoré”. Pues cuando quiso rescatar el conocimiento de su tía, ella ya había fallecido, se lamentaba de ello, y agregaba que había que contar con un centro de investigación para rescatar esos saberes de la gente de las comunidades. Hoy, con esta nueva ley, será posible rescatar los saberes de las tías Teodoras de los pueblos.
Y en Cuatro Ciénegas, en 1938, el doctor Marsh, investigador norteamericano, recogió además de plantas, algunas muestras de la “fauna”, llevándose entre ellas una “tortuga de bisagra”. Y en 1958, durante un estudio de las tortugas mexicanas, el doctor John Legler, de la Universidad de Kansas, descubre que sobre la concha de la tortuga de bisagra, se encontraban incrustadas “algas”, era acuática, no “terrestre”. Por ello se traslada ese mismo año al Valle, acompañado entre otros alumnos, del estudiante de Maestría Wendell L. Minckley.
Minckley, además del estudio de las tortugas, comenzó a investigar los peces del valle, y también son endémicos. En 1959 regresó para continuar con las investigaciones sobre peces y otros organismos acuáticos, descubriendo que estas especies animales eran desconocidas para la ciencia y que esta riqueza biológica estaba amenazada por la construcción de canales de irrigación.
A partir de 1960, Minckley y su equipo empezaron a visitar el valle, año con año, antes de que nadie le diera el valor que hoy tiene. Estos investigadores desde ese año promovieron que en Cuatro Ciénegas hubiera un centro de investigación. Hoy con el apoyo del CONAHCYT, desde 2020, es una realidad, nos tardamos más de 60 años, pero con esta nueva ley, se asegura seguir contribuyendo al estudio y a la conservación de esta biodiversidad que está estancada en el tiempo. El 22 de junio del 2001, murió en los Estados Unidos Minckley, su última voluntad fue que su cuerpo fuera incinerado y sus cenizas esparcidas en el Valle de sus amores. Así lo hicieron familiares y amigos en noviembre de ese año. Antes de morir, Minckley escribió una carta dirigida a los habitantes de Cuatro Ciénegas, les dejo unos renglones: “… Sueño con una inexplicable flora que lucha contra el tiempo y la sequía y sale victoriosa. / Sueño con una increíble fauna detenida en el tiempo y la historia / Sueño con algo que debió de morir hace tiempo… y aquí en el valle… aún lo veo vivo. / ¿Cómo seguir soñando si mis ojos siguen abiertos, mis sentidos siguen vivos, y el Valle sigue aquí virgen y protegido, esperando que sigan estudiando el tesoro que él les alberga / Yo comencé el camino, y dejo a Uds. El andar”.
El CONAHCYT y la UAdeC están en ese andar.
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