domingo 24, noviembre, 2024

La Vida es Sueño

Raúl Adalid Sainz

El gran dramaturgo español, Pedro Calderón de la Barca, decía por medio de la obra «La Vida es Sueño», que en ese transcurso se vivía realmente, el resto del tiempo estábamos dormidos. Esto se puede ver de dos formas: cuando dormimos somos realmente libres, nuestro inconsciente se libera, nuestra capacidad de soñar, de imaginar, de sentir, nos hacen águilas en vuelo.

Por otro lado, cuando estamos despiertos muchas veces estamos dormidos; encarcelados. Nos negamos el privilegio de vivir. En el mundo del sueño, uno ama a quien quiere, vuelve a ver a gente querida que se adelantó en el viaje, te ves niño, viajas a mundos desconocidos, pero también puedes vivir los momentos más oscuros. Ingresas a terrenos prohibidos. Inexplicables.

Al despertar sobresaltados sólo alcanzamos a decir o pensar: tuve una pesadilla. Uno es el dramaturgo de sus sueños. Es ahí donde la mente se manifiesta en toda su potencialidad.

En la obra de teatro mencionada, «Segismundo», Príncipe de Polonia, es recluido en una cueva desde niño por su padre, el «Rey Basilio». Una profecía le había advertido que su hijo lo mataría y lo despojaría del trono. Para evitar lo anterior lo encierra en la cueva dejando su educación a «Clotaldo».

Un día deciden saber cómo actuaría fuera de su encierro. Lo duermen con una pócima. Al despertar, «Segismundo» se sorprende, se ve en un bello palacio, rodeado de lujos, bella vestimenta, gente hermosa y limpia, que jamás ha visto. El reacciona instintivamente, el encierro lo ha vuelto una fiera que se siente amenazada.

Vuelven a dormirlo y cuando despierta concluye que aquello que vivió fue un sueño. En ese momento profiere esa belleza de texto: «¿Qué es la vida? Un frenesí, una ilusión. Que el mayor bien es pequeño, pues toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son».

Ahora que despierto esta mañana de junio, me acuerdo que un día en la calle veintisiete en el «Medium Manhattan», hice como actor esta obra clásica teatral en la «Compañía Repertorio Español».

Sé que fue cierto, hay fotos, programas de mano, testimonios de amigos. Y sin embargo, por lo difícil de creer y, por el tiempo que ha pasado, empiezo a sospechar que a lo mejor mi estadía en la gran manzana, fue una bruma engañosa del Hudson, o un frenesí que me hace dudar, si en realidad, como Segismundo, todo aquello lo soñé. Por si las dudas, he decidido mejor no despertar.

PD: La foto corresponde a la fachada de la Compañía teatral «Repertorio Español», en Nueva York. Mi casa del juego actoral en la gran manzana.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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