El sexenio más violento en México
Héctor Reyes
El presidente Andrés Manuel López Obrador, reconoció este jueves que en su Gobierno ha ocurrido el mayor número de homicidios de la historia, pero culpó a las administraciones anteriores por heredarle el problema.
El pasado 25 de mayo, la administración de López Obrador impuso récord de 156 mil 136 asesinatosregistrados en el periodo de diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023, por lo que es ya el sexenio más violento de la historia reciente de México.
Sus declaraciones se producen después de que México tuvo los dos años más violentos de su historia bajo la gestión de López Obrador, con 34,690 víctimas de asesinato en 2019 y 34,554 en 2020.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la llamada Cuarta Transformación, creadora de la estrategia “Abrazos, no Balazos”, superó las 156 mil 066 víctimas de homicidio doloso contabilizadas en el sexenio del priista de Enrique Peña Nieto que tenía la marca como el más sangriento.
El año pasado, el gobierno de López Obrador rebasó los 120 mil 463 asesinatos del sexenio de Felipe Calderón y antes los 60 mil 280 alcanzados en la gestión del panista Vicente Fox.
La tendencia ha sido a la baja con 30,968 homicidios dolosos en 2022 y 33,308 en 2021, pero en el primer cuatrimestre de 2023 hubo un repunte interanual de 0.26 % con 9,912 asesinatos, un promedio de 83 al día.
Seis de cada diez mexicanos no se sienten seguros en donde viven. Esos son los resultados de la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI, un barómetro de la percepción de la inseguridad en 90 ciudades y alcaldías de México para el primer trimestre del año. El porcentaje se dispara por encima del 90% en Fresnillo (un 96%) y Zacatecas (un 94.3%), dos de los principales focos rojos de la violencia en el país.
Naucalpan (un 88%), en la zona metropolitana de Ciudad de México, la norteña Ciudad Obregón (un 86.4%) y Uruapan (un 86.2%) en el Estado de Michoacán completan los cinco escaños de las demarcaciones peor evaluadas por sus propios habitantes. Grandes aglomeraciones urbanas como Guadalajara, Ecatepec y Cancún también tienen porcentajes superiores al 80%.
El mapa de la inseguridad y el miedo a la delincuencia refleja la sensación de vulnerabilidad de la población en varias zonas fronterizas como Tijuana (un 71%), Mexicali (un 69.6%), Ciudad Juárez (un 72%) y Reynosa (un 72.7%), con la excepción de Piedras Negras, según las estimaciones del Inegi.
En el otro extremo del país, Tapachula arroja un 82.1% de habitantes que creen que no es una ciudad segura. La encuesta también pone de manifiesto la factura que ha dejado la violencia que asola a la región en los últimos años: el 85.3% de los ciudadanos de Irapuato se siente inseguro, mientras que en León la cifra roza el 80% y en San Luis Potosí, más del 77%. En las zonas urbanas del Estado de Zacatecas esa sensación de vulnerabilidad es prácticamente generalizada.
Vaya herencia de matanzas y sangre, la que recibirá el próximo presidente en las manos desde el primer día de su mandato: la de casi cuatrocientos cincuenta mil mexicanos asesinados en los tres últimos sexenios. Una cifra salvaje, digna de una guerra, que, sin embargo, a pocos parece conmover a estas alturas.
¿Qué proponen las “corcholatas” para detener la violencia? Nada. Para el oficialismo, 150 mil muertos no son preocupantes y, como el presidente, se niega a reconocerlo como un problema, pues se decreta que no existe tal. Y se acabó.
Buen fin de semana, la frase: Hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: las palabras, el tiempo y las oportunidades… ¡Ánimo!
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